Las empresas y nuestro tejido empresarial, tienen un papel fundamental en el cuidado del medioambiente. Además, los consumidores y los clientes cada vez tienen más en cuenta qué empresas son responsables con el medio natural para decidirse por ellas o no.
Quizá no nos hemos parado a pensar la importancia que tiene la naturaleza. Es probablemente el mayor y claro ejemplo de los envases (packaging) eficientes, orgánicos, sencillos, eficaces y sostenibles.
Los alimentos resisten a las caídas, al calor y al frío, nos nutren en vitaminas para estar activos y proactivos, las hojas impermeables de algunos árboles, que esas mismas hojas hacen su propio compostaje cuando caen…y podemos enumerar miles de ejemplos y la naturaleza nos ofrece los ejemplos más sobresalientes para ver que envases tenemos.
En un plátano encontramos una clara evidencia: Embalaje biodegradable, es abre fácil, tiene un indicador de caducidad y es agradable al tacto. Otros ejemplos las vainas de las habas, de los guisantes, que almacenan en un mínimo espacio una gran cantidad de recursos.
Tenemos que ser capaces de diseñar e implementar cadenas de creación y producción más eficientes en el entorno actual, que permitan disponer de más recursos o, de los que ya disponemos, hacerlos más eficaces y menos corrosivos. Para ello, es imprescindible adoptar una visión sistémica donde cada etapa del ciclo de vida de un producto —desde su concepción hasta su desecho— se analice con criterios de sostenibilidad y responsabilidad ambiental.
Esto implica incorporar la innovación biomimética como una fuente de inspiración. La biomímesis propone observar los sistemas naturales para resolver desafíos humanos de manera eficiente. ¿Qué mejor modelo que millones de años de evolución para inspirarnos? Desde materiales autolimpiables inspirados en las hojas de loto, hasta estructuras arquitectónicas que imitan los panales de abejas, la naturaleza ofrece soluciones escalables y replicables.
Además, debemos repensar no solo el producto, sino también el modelo de negocio. Avanzar hacia una economía circular, en la que el residuo de una actividad se convierte en recurso para otra, es una de las claves para transitar hacia una nueva economía del conocimiento, donde el valor no reside únicamente en el producto físico, sino en la información, el diseño inteligente y la optimización de recursos.
Controlemos, evaluemos e identifiquemos lo que es crear y desarrollar proyectos con implicación en la mejora del impacto ambiental, de nuestros hábitos de consumo y de vida en general, para prevenir las acciones negativas que se puedan producir. Que nuestras decisiones empresariales no se rijan solo por la rentabilidad económica a corto plazo, sino por el equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental: el verdadero desarrollo sostenible.
Innovar no es únicamente crear algo nuevo; también es reaprender a observar, a colaborar con el entorno y a tomar decisiones conscientes que construyan futuro. No hay tecnología más avanzada que la que es capaz de convivir con su entorno sin destruirlo.
¡¡La naturaleza es sabia, hagámosle caso!!
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Eugenia Sanjuán | Asesora acreditada en gestión de la Innovación por ACCIÓ | Asesora empreses culturals a l’ICEC | Project Management | CEO CALTIP
Cal Tip, Asesoramiento empresarial y competencial. Desarrollo integral de proyectos de innovación y cultura | Gestión de competencias profesionales